La costa Dálmata, en Croacia, es de esos lugares ideales
para viajeros que quieren disfrutar de la belleza de la naturaleza, de la
riqueza gastronómica de una región y a la vez poder tener contacto con la gente
que la habita. Por suerte la invasión de los turistas y japoneses con cámara se
centra casi solo en Dubrovnik, aunque desde que perteneces a la unión europea y
gracias a la mejora de sus carreteras, se pueden ver muchos turistas europeos
que llegan con sus coches, algunos de ellos jubilados con sus caravanas… De
todas formas, aun no hay esa invasión que se ve en otras regiones europeas,
aunque me atrevería a decir no tardará en ocurrir.
La joya de la costa Dálmata es la hermosa ciudad de
Dubrovnik, de la que podéis leer más aquí: http://macarronlazarillo.blogspot.com/search/label/Croacia Pero nosotros nos centraremos en la
parte que va de Dubrovnik hacia el Norte. Si queréis tener más informacion de
otras zonas cercanas a Dubrovnik y que podéis visitar desde allí, podéis mirar
este post sobre la Bahía de Kotor en Montenegro aquí: o sobre la cercana
Mostar, en Bosnia, digna de dedicarle un diíta.
Saliendo desde Dubrovnik, hacia el norte la primera parada obligada es la
pequeña localidad de Ston y la cercana Mali Ston. Ambas comunicadas entre sí
por una muralla que sube la montaña desafiante como si de la muralla china en
miniatura se tratara. Mi recomendación es llegar allí al medio día para tener
la oportunidad de degustar en Mali Ston las deliciosas ostras que crían allí
mismo. Por eso, seguid mi consejo de visitar primero Ston y luego Mali Ston
para comer. Si lo hacéis al revés estaréis tan llenos que no habrá manera de
subir a las murallas ni patearse el pueblo… En Ston, además de subir a las murallas,
podéis pasear por el pueblito. No tiene mucho pero es curioso su urbanismo.
También tenéis salinas en las proximidades el pueblo. Aquí tenéis más info
sobre este pueblito: http://www.croacia.net/las-murallas-de-ston-en-croacia/
En Mali Ston podréis comer ostras frescas en la terraza del restaurante "Kapetanova
kuća", considerado uno de los mejores de toda la costa Dálmata. No dudéis
en pedir vino local, así como arroz negro, delicioso y con abundante marisco.
Cabe destacar el enclave de este pueblo y las vistas de la terraza de este
restaurante, pero quizás sea mejor aun el servicio y la amabilidad de sus
camareros, y por un precio bastante asequible si tenemos en cuenta la calidad
de la comida. Aquí podéis ver su web por si queréis reservar: http://www.ostrea.hr/en_restorani.html
Por cierto, aprovecho para hacer un inciso sobre el tema de los pagos en
Croacia. Hemos comprobado que es bastante difícil pagar con tarjeta. Llevad
siempre dinero en efectivo. Muchas veces prefieren que el paguéis en euros,
aunque su moneda sea la Kuna, mejor que pagar con tarjeta. Nos ha ocurrido en
restaurantes, tiendas, y guest houses lo de no poder pagar con tarjeta. Así que
no olvidéis el efectivo y tened siempre localizados los cajeros. Yo soy de las
que prefiero sacar dinero y pagar pocos unos euros de comisión, que no es
mucha, mejor que ir cargando con billetes encima y correr riesgos, pero eso es
a gusto de cada uno.
Si seguís la costa hacia el Norte el próximo lugar recomendable para parar
es Split. Esta ciudad tiene su origen en el palacio que el emperador
Diocleciano construyo allí para sus vacaciones. Por supuesto la ciudad es mucho
más grande que eso, de hecho es una de las más grandes de Croacia, pero el
casco histórico prácticamente se reduce al palacio. La oferta hotelera de esta
ciudad es bastante grande pero si queréis podéis encontrar guest houses muy
baratas en pleno centro.
Es muy recomendable pasear por el centro, perderse en sus callejuelas y
admirarse con los restos que aun se ven del palacio. Arcos, muros, el sótano…
la estructura del palacio se deja entrever en cada rincón de la ciudad. Hay algunas iglesias en antiguos templos, la
catedral es el panteón de Diocleciano… Son cosas curiosas que hacen esta ciudad
única. Por cierto, en la plaza de la catedral, veréis que hay un bar y todo el
mundo sentado fuera en almohadillas como las de las plazas de toro. Es una
plaza con mucho ambiente y puede que tengáis la suerte de disfrutar de música
en directo. En esa plaza también encontrareis la oficina de turismo, por si
necesitáis mapas o informacion de la ciudad.
Puede que os encontréis alguna klapa mientras paseas por sus calles. Se
trata de un coro de hombre que cantan a capela, a varias voces. Vale la pena
pararse a escucharlos, ponen los vellos de punta. Además suelen buscar lugares
donde la acústica acompañe.
Veréis que esta ciudad es más cosmopolita y eso se traduce en mucho
comercio, muchos restaurantes, bares de diseño, pero lamentablemente también
precios más altos…
Una vez hayáis disfrutado de la ciudad de Split, siguiendo hacia el norte,
recomiendo hacer una breve parada en un pueblito llamado Trogir. Su centro es
una pequeña isla, unida a tierra por puentes, en la que destacan sus casas de
piedras y callejuelas con encanto. Yo no pude irme de allí sin comprar unos
pendientes tradicionales croatas, encontré que era bastante más barato allí que
en Split… así que aproveché…
En Trogir debéis aparcar fuera del centro del pueblo, de la isla, hay
algunos parkings que no son muy caros. Una vez dentro de la isla, aprovechad
para pasear ente sus callejuelas de piedra, tomad algo en el puerto viendo lo
maravillosos yates que atracan allí… Se ve en poco rato, en una hora o dos da
tiempo de darle varias vueltas, es super pequeñito.
Mi recomendación para seguir hacia el norte, hacia Zadar, es que os separéis
un poco de la costa y os adentréis a conocer un poquito el interior, os va a
sorprender.
No muy lejos de Trogir y prácticamente en el camino a Zadar está el parque natural
de Krka. Desde luego vale la pena parar y ver este parque. Es como sumergirse
en una jungla de verdor y cascadas de agua. Nosotros lo organizamos de forma
que nos tocara la hora de comer en el parque, así puedes pararte a comer en algún
banco, a la sobra de los árboles y escuchando el ruido del agua. Dentro del
parque hay bares donde comer o tomarse algo, pero son más bien caros, así que
si quieres ahorrar tráete el bocata preparado ya. Si hace buen tiempo
aprovechad y echad el bañador ya que está permitido bañarse. A este parque podéis
echarle dos o tres horas perfectamente, vale la pena tomárselo como un punto
para relajarse y disfrutar de la naturaleza.
Saliendo del parque tomad la autovía hacia el norte, camino de Zadar. Esta será
nuestra última parada. El casco histórico de esta ciudad es una península no
muy grande de calles rectas debido a su urbanismo romano, no intentéis entrar
en coche, mejor aparcar fuera.
Seguro que allí escuchareis que según Alfred Hitchcock aquí se puede ver la
mejor puesta de sol del mundo. Bueno, digamos que no es nada fea, eso ya es a
gusto de cada uno… Quizas Zadar no sea como otras ciudades de la costa dálmata que
guarda un encantador casto histórico de edificios bonitos, hay algunos, como
las murallas, el foro romano o la iglesia impresionante Iglesia de San Donato pero
lamentablemente el conjunto urbanístico en sí no conserva tanto como merecería tener
una ciudad con tanta historia como esta. Estamos hablando de una ciudad con prácticamente
3000 años de historia que ha sido un importante enclave romano y que luego tuvo
un rico periodo medieval… de los que quedan cosas impresionantes pero parecen pagadas
en una ciudad muy retocada en el siglo XX y en ocasiones no con el mejor de los
gustos.
Afortunadamente ha habido algunos añadidos nuevos, contemporáneos, a la
ciudad que aunque no tienen nada que ver con lo que antes mencionaba, le dan un
toque de modernidad con muy buen gusto. Me refiero al órgano marino y el panel
luminoso al que algunos llaman “el saludo al sol”. El primero es un órgano junto
al mar que parece simplemente una escalera pero cuando te acercas te das cuenta
de que el movimiento del agua juega con el aire y con los tubos que hay por
dentro y crean sonidos, música, un arrullo relajante y grave. No es necesario
que haya oleaje, solo el movimiento del agua suavemente. El panel, a pocos metros del órgano es un círculo
en el suelo que se va iluminando de diferentes maneras y colores. Puedes caminar
sobre el, sentarte… Vale la pena pasar
un rato dando vueltas sin sentido, sin prisa y simplemente dejándote llevar por
la luz, el sonido del mar y el silencio que lo envuelve todo.
No es mala idea despedirse de la costa croata sentado en el órgano marino
relajado, escuchando su música, en silencio, pensando cuantas cosas
maravillosas has visto en esta tierra y cuantas otras te has dejado atrás y
para las que tendrás que volver algún día..

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