domingo, 15 de septiembre de 2013

Guíame por el barrio rojo de Ámsterdam y sus coffee shops

Pocas ciudades de Europa despiertan tan diferentes reacciones como Ámsterdam. Capital de los países bajos, cuna de artistas flamencos, hogar de Anna Frank y por supuesto, la ciudad del barrio rojo, con sus canales, sus escaparates y sus coffee shops…
Hoy nos vamos a adentrar en su barrio rojo, el más antiguo de la ciudad.
El barrio rojo se encuentra ubicado en pleno centro de la ciudad de Ámsterdam, formado por estrechísimas calles y atravesado por canales. En sus calles podemos encontrar algunas de las casas más antiguas de la ciudad, así como la Iglesia Vieja ('Oude Kerk') que data del s. XIV. Pero seguramente la mayoría de los que pasan por este barrio no van para admirar las antiguas casas de mercaderes flamencos o esta iglesia que mencionaba. El barrio rojo se ha convertido en uno de los mayores atractivos turísticos de Europa gracias a sus vitrinas y a sus coffee shops.
La prostitución se ejerce allí de manera legal y de una forma curiosa, ya que sus escaparates convierten al barrio en un inmenso catálogo de chicas de lo más variadas que ofrecen todo tipo de servicios.
Antes de dar más detalles, vamos a adentrarnos en el origen de este barrio. Ámsterdam, ciudad portuaria y de comerciantes recibía muchos viajeros, marineros y comerciantes que, lejos o no tan lejos de sus casas, requerían los servicios de prostitutas una vez estaban en tierra firme. Según cuentan, hace siglos las mujeres que ofrecían servicios de prostitución se paseaban por el puerto, farol en mano, a falta de alumbrado público, buscando sus clientes. ¿Pero los faroles eran rojos? Bueno, al principio no. Dicen que muchos clientes antes de comprar la mercancía preferían verla, así que era común echar un vistazo debajo de la falda a ver que se ofrecía. Y claro, como todos sabemos, la luz blanca y abundante no es precisamente la mejor para ocultar lo que uno no desea mostrar, así que utilizando una luz tamizada, rojiza, se disimulaban mejor marcas, cicatrices y lo que no se quisiera enseñar. De ahí que con el paso del tiempo el llevar el farolillo rojo era indicativo de que esa señora ofrecía sus servicios. Por suerte las chicas que trabajan ahora en el barrio rojo no necesitan pasearse ni estar expuestas a las inclemencias meteorológicas.
Desde hace décadas el barrio rojo se ha llenado de cabinas, pequeños cubículos, a modo de escaparate con lo justo para poder ofrecer los mejores servicios a sus clientes: cama, baño, lavabo, juguetes varios…
Llama la atención cuando uno va al barrio rojo la cantidad de escaparates que se ven, todos con su lucecita arriba, claro y la variedad de chicas que puedes encontrar. Nada que ver con la típica imagen de prostituta de carretera demacrada que muchos puedan pensar. No, las chicas del barrio rojo, aunque las hay muy variadas, suelen destacar por su belleza, sus cuerpos esculturales, sus pequeñísimos disfraces y la gran variedad de sugerentes juguetes que te pueden mostrar.
Dependiendo de la zona puedes encontrar blancas, negras, asiáticas, del Este o del Oeste, latinas, travestis… Y para todos los gustos, flacas, gordas, guapas, feas… Con diferentes servicios y precios… Hay para todos los gustos.
Las prostitutas y sus vitrinas son totalmente legales, están dadas de altas, pagan sus impuestos y pasan controles médicos para hacer más seguro el servicio que ofrecen. Por lo general las vitrinas son en alquiler y una sola vitrina se comparte entre varias chicas, por horas. Una curiosidad, ¿sabíais que una de las horas punta es la hora de entrada al trabajo, por la mañana? Así que no te sorprendas si a las 8h de la mañana ves faroles encendido y cortinas echadas…
Gracias a la legalización de la prostitución y a la creación de este barrio rojo, a pesar de despertar muy distintas opiniones, hay que reconocer que las prostitutas se encuentran más protegidas. Tienen un trabajo legal, con las coberturas propias de cualquier trabajo, no están en la calle pasando frio o bajo la lluvia, están más protegidas, al estar rodeada de más compañeras y en una zona normal de la ciudad, no en carreteras o áreas degradadas y además puede elegir sus propios clientes. Si les gusta abren la puerta y si no les gusta no, aunque luego nadie les pueda asegurar que el que entra no es un lobo con piel de cordero…
Estos escaparates se encuentran en los bajos de las casas, muchas de ellas edificios de viviendas totalmente normales, con familias viviendo allí. No es raro mirar hacia arriba y ver a niños en sus casas, totalmente acostumbrados a lo que pasa en las calles, sin que les sorprenda lo mas mínimo.
Es una zona segura, sin peligros ni violencia. Es muy común ver por allí pasar a la policía andando, en barca o en bici. No faltan turistas de lo más variado, desde grupos de estudiantes, hasta excursiones para la tercera edad, pasando por familias de viaje o grupos de religiosos… Y por supuestísimo, despedidas de solteros!! Eso, sí, muy importante, por muy turista que sea uno, mejor dejar la cámara guardada. Nada de fotos ni videos a las chicas a no ser que quieras acabar de cabeza en un canal…

Pero esa no es la única atracción del barrio rojo, o de Holanda en general. Muchos visitantes llegan a los Países Bajos buscando la libertad para tomar drogas.
¿Qué hay de verdad y de legal en esto? Pues las leyes han cambiado mucho en los últimos 5 años. Si nos acogemos a la ley, todo tipo de drogas que no sean medicinales son ilegales en el país. Sí. Pero había mucha permisividad en lo que se considera posesión, es decir, pequeñas cantidades, inferiores a 5 gramos de cannabis.
El problema viene en que en los últimos tiempos se está modificando la ley gradualmente para acabar con el turismo que venía buscando drogas. Se ha hablado de que los coffee shops han de crear una especie de carnets para abonados que les permita comprar drogas, pero para ello has de ser residente en Holanda. Ha habido muchísima controversia, ya que los dueños de los locales se han quejado de que ocasionara perdida, puesto que el 90% de los clientes son extranjeros. Así que después de un arduo debate, se ha dejado en que cada ayuntamiento decida. Parece ser que Ámsterdam se ha librado, pero no otras ciudades como Maastricht. Así que parece que en Ámsterdam se podrá fumar, sólo en los coffee shops y en pequeñas cantidades. Lo importante es que, antes de nada, os informéis bien de la normativa vigente, puesto que aún se está debatiendo y cambiando, no sea que por un gramo más o menos podáis veros metidos en un lío.

Espero que esta información os ayude a pasar un buen rato en este barrio tan peculiar, ya sea usando o sin usar los servicios tan variados que ofrece.

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